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Ocho años despues

Estamos grandes. Yo al menos. Debemos lengua de primero y peleamos dos trimestres de segundo afilando la sintaxis, eligiendo cada palabra. Aprendemos, de alguna manera, la lengua materna, los géneros, la idea diferenciadora. Nada ha cambiado sustancialmente, excepto el tiempo que pasamos juntos. Que nunca es suficiente. Tenemos un bote enorme.